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    sábado, septiembre 17, 2005

    Todas quieren ser reinas

    La presencia femenina en el ajedrez es innegable; la presencia de la dama, una de las piezas más importantes del juego, pasando por Caissa o figuras como Judith Polgar nos hace pensar que uno de los juegos más practicados del mundo no es algo exclusivo de hombres.

    Muchos ajedrecistas creen que es irónico que la pieza más poderosa después de rey sea la dama, aunque quizás esto tenga una explicación lógica desde el punto de vista histórico y si lo queremos ver también desde el punto de vista romántico. Se sabe que la metamorfosis del firzán (como antiguamente se llamaba esta pieza) en dama está ligada a la condición de la mujer en oriente y en occidente. Una pieza de este tipo sólo pudo haber sido moldeada en el occidente medieval cristiano, con su alta cuota de represión sexual. Los medievales sólo podían entender un juego como el ajedrez siempre y cuando, junto al rey, se encontrase la figura de la reina. Ella cuida a sus hijos menores de edad, hasta que estén en condiciones de hacerse cargo del trono; gobierna, toma decisiones, hace la guerra, hace el amor. Cada monarca necesita su doncella, con la cual compartir la batalla de la vida y apoyarse en los momentos difíciles. También es curioso que todo peón anhele la coronación para llegar a dama, así como es la eterna búsqueda del hombre de la mujer con la que compartirá su existencia.
    Tenemos el caso de que el ajedrez sea llamado Caissa en muchos lugares, pero pocos saben el por qué de esto. La expresión nace en la literatura el año 1763 cuando un chico inglés de 17 años llamado William Jones escribe el poema "Caissa o el juego de ajedrez", en el que cobró vida esta ninfa encantadora, que promete a Marte corresponderle, si logra inventar un juego suges­tivo.
    La presencia femenina en el ajedrez cobra fuerza en los torneos modernos al punto que en 1927 se realiza el primer campeonato mundial de esta categoría en la ciudad de Londres. La primera en alzarse con el máximo galardón fue Vera Menchik. Nacida el 16 de febrero de 1906 en Moscú, hija de madre inglesa y padre checoslovaco fue la gran figura del ajedrez mundial por muchos años. Ganó los nueve campeonatos mudiales que se disputaron entre 1927 y 1939. El genial Capablanca llegó a decir de ella que "Es la única mujer que juega como los hombres". Inauguró el título de campeona y lo retuvo hasta su muerte, el 27 de junio de 1944, cuando una bomba alemana acaba con su vida destruyendo su residencia en Londres y la posibilidad de ser campeona mundial por varios años más.
    Vera Menchick en 1939
    Como sucesora de Menchik puede señalarse a una mujer sobresaliente, aunque no tanto como ella, Sonja Graf. Las campeonas mundiales de ajedrez desde entonces han sido: Liudmila Rudenko (1950-53), Elizabetha Bikova (1953-56 y 1958-62), Olga Rubstova (1956-58), Nona Gaprindashvili (1962-78), Maya Chiburdanidze (1978-91), Xie Jun (1991-1996), Susan Polgar (1996-1999), Xie Jun (1999–2001), Zhu Chen (2001–2004) y Antoaneta Stefanova (2004 hasta el presente).
    La actual campeona mundial, Antoaneta Stefanova
    Uno de los fenómenos ajedrecísticos más asombrosos de la historia son las hermanas Polgar, tres mujeres de origen húngaro. De niñas sus padres se negaron a llevarlas al colegio y las educaron con un solo objetivo: hacer de ellas tres genios. El experimento dio sus frutos. Susan, Sofía y Judith sabían leer, escribir y matemáticas con sólo cuatro años. Cuando la menor, Judith, emergió como la más fuerte de las tres, la familia decidió que jugaría campeonatos masculinos sin restricción, mientras que Susan buscaría conquistar el campeonato mundial femenino. Ahora la mejor de las Polgar se encuentra entre los primeros veinte jugadores del planeta y a fines del mes de septiembre viajará a San Luis Argentina para disputar el campeonato mundial absoluto.
    Las hermanas Polgar, bajo la atenta mirada de su padre
    Actualmente países sin mucha tradición ajedrecística como India y China destacan espectacularmente en el ajedrez femenino, sacando campeonas en las categorías menores, las que posteriormente se transforman en jugadoras de enorme prestigio internacional.
    En Chile el ajedrez femenino no está muy apoyado, como botón de muestra es el hecho de que cada dos años cuando se realizan las Olimpiadas, la Federación de Ajedrez de Chile (FEDACH) no envía un equipo de mujeres a esta importante competencia por no contar con recursos económicos, con lo que el desarrollo del nivel de las jugadoras se ve seriamente interrumpido, al no tener la posibilidad de participar en torneos de caráter internacional y medirse con competidoras de otras latitudes.
    La presencia femenina en el ajedrez es sin duda alguna importante. Queda demostrado en la historia del juego y la aparición de grandes campeonas que han dado su vida por este deporte, las cuales son ejemplo para las futuras generaciones de jugadoras que sueñan con triunfar y convertirse algún día en reinas tal como añoran unas niñas en un poema de Gabriela Mistral.

    2 comentarios:

    Anónimo dijo...

    Una simple nota:
    La veterana Nona Gaprindashvili (64 años) fue invitada a principios de septiembre a un torneo cerrado en Holanda con varios MI (casi todos le ganaban en ELO), ¡y empezó con 5'5 de 6! Luego perdió 2 partidas, pero acabó ganando un torneo donde casi todos tenían menos de la mitad de su edad, algunos un tercio.

    Parece que, como Korchnoi, su veteranía les hace saber mucho de ajedrez, aunque también que se cansen, y acaben el torneo flojeando.

    Brucehum

    Anónimo dijo...

    Hola, tu blog es muy interesante por su material.Te invito a conocer el mío:
    http://soycuartaculto.blogspot.com/
    Un abrazo grande

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